Léxicamente ya es una palabra que transmite algo de su esencia, algo de su belleza con una estética y fonología que transmite cierta paz, cierta tranquilidad y equilibrio, un pequeño atisbo de todo lo que es capaz de envolver y las múltiples formas en las que se deja contemplar. Desde que el hombre es hombre, independientemente de la era, edad y acontecimientos históricos a los que nos hemos visto sometido, el arte ha permanecido al lado del hombre como su misma existencia. Podríamos estar hablando de arte horas y probablemente estemos creando arte durante ese periodo sólo por estar hablando de arte, sólo por tratar de explicar o conocer un concepto metafísico e intangible y estar utilizando el pensamiento abstracto, una de sus tantas maneras de manifestarse y donde lo podemos encontrar en el hombre.
Decimos que tiene tantas formas de manifestarse en el hombre precisamente porque no existe una fórmula artística, no existe el conjunto de condiciones o factores que creen el arte, no existe una medición objetiva del arte más que el criterio de las propias personas. El arte es distinto. Es la armonía de la combinación de ciertos factores, independientemente de su naturaleza. Las combinaciones son infinitas, tantas como manifestaciones de arte somos capaces de percibir.
Como seres humanos, estamos dotados de la capacidad de manipular nuestro entorno, de tomar decisiones, de actuar en consecuencia. En el día a día tomamos decisiones constantemente, algunas casi sin darnos cuenta, sin prestarles atención por lo rutinarias o automáticas que son, pero igualmente tienen trascendencia en el desarrollo de lo que va a ser la gran obra de arte de cada persona, su vida.
Por monótonas que sean, nuestra vida es la suma de todas y cada una de ellas, rutinarias o no, todas ellas son actos voluntarios y personales, muestras del ejercicio de la libertad de cada individuo a hacer aquello que desea hacer. En la sociedad en la que vivimos quizás no prestemos tanta atención a cada una de nuestras acciones o decisiones, quizás nos parezca que todas las personas tienen vidas parecidas, que no somos tan distintos los unos de los otros en ese aspecto, pero eso no es más que marco que va a revestir nuestra gran obra de arte, tan auténtica y única como cada uno de nosotros. Será tan única e irrepetible que aunque dos personas pasaran su vida entera haciendo simultáneamente lo mismo, jamás escucharías la misma historia por parte de uno y otro, porque somos nosotros quienes damos vida a esos sucesos, esos hechos no existen independientemente de nosotros, por lo tanto nunca serán los mismos para dos personas.
La belleza viene implícita en el concepto de arte. Nada puede ser arte sin ser bello. Las personas tenemos la capacidad, está en nuestra naturaleza el reconocer el arte y la belleza. Cuando hacemos retrospectiva de nuestras vivencias, de nuestras experiencias, de nuestros pasos a lo largo de la vida, estamos creando nuestra obra de arte. Recordamos aquellos sucesos, tanto buenos como malos, sólo aquellos sucesos que han tenido trascendencia en nuestra vida, aquellos que son responsables de ser quienes somos en ese mismo momento y de haber llegado hasta ahí. De esa manera, vemos como nosotros mismos hemos creado una obra de arte sin ni siquiera habernoslo propuesto, vemos como el arte y el hombre son inseparables y perduran a lo largo de nuestra existencia y lo que nos demuestra que el hombre no puede vivir sin arte, y que el arte no puede vivir sin el hombre. La vida es una forma de arte, y el arte es una forma de vida. Podríamos hablar que si ha habido algo que siempre ha enamorado al hombre hasta el punto de hacerle perder el sentido de la realidad ha sido el arte. Vivimos como imantados a ella le prestemos más o menos atención. El arte tiene como un brillo, como un sonido, como un color, como un sabor, el arte penetra en nosotros por cada uno de nuestros sentidos y nos hace perder la conciencia durante unas milésimas de segundo.
Esto no es un intento de explicar la naturaleza del arte. Algo tan abstracto, tan misterioso pero tan latente y tan magnético para el hombre, es algo muy complejo de describir y que podríamos debatir durante años. Es un mensaje de optimismo a las personas, un mensaje de revalorización de nuestros actos, de todos los hechos que nos afectan y de todas las personas que influyen de una manera u otra en nuestra vida. Un mensaje para que nos valoremos más positivamente y no nos dejemos influir por cánones o estereotipos que puedan debilitar nuestro autoconcepto o el sentido de nuestra vida. La vida es bella, pero no lo es sin nosotros.